Capítulo 3
Habla Heaven.
Capítulo 3.
Habla el joven demonio.
Después de siglos junto a esos dos demonios,
cuando ocurre algo interesante, me obligan a permanecer al margen, haciendo de
niñera para un condenado corriente. No estoy muy seguro de querer formar parte
de todo esto, de hecho, no me interesaría si no fuera porque ese tal Morlan que
ha solicitado audiencia es un ángel. Lo he visto en sus ojos, grises y
cristalinos, que nos miraban acusantes, en esa forma de tensar la espalda para
mantener replegadas sus alas.
Lo que no llego a comprender es: ¿Por qué
habrá sacado a esta infeliz de su celda? Y mucho peor, ¿por qué me molesta
tanto ese aire de posesión que tenía sobre ella?
-¿Cuál es tu nombre? Le pregunto secamente.
-Lo he olvidado. Me responde con voz ahogada.
-Nadie olvida su nombre.
-Eso es porque a ti te lo recuerdan todos los
días desde hace… ¿siglos? Me contesta con sorna.
Creo que he escuchado antes su voz, hace mucho
tiempo. Apenas recuerdo mi existencia fuera de estas cuevas rocosas.
Tras unos minutos de incómodo silencio me
dedico a observarla. Es pequeña, me sorprende que soporte las torturas con ese
cuerpo. No debe de llevar mucho aquí. La capa le cubre hasta los tobillos,
rebelando unas raídas botas negras de piel, y como su cabeza está bajo una
gruesa capucha, me es imposible ver su rostro con claridad.
-Es probable.
¿Alguna vez habías salido aquí?- Le pregunto mirando las formas que el
fuego hace sobre las rocas.
-Sí.
La miro extrañado.
-¿De veras?
Se apoya sobre el muro del puente, mirando la
corriente espesa del río con… ¿nostalgia?
-Hace demasiado tiempo sí, el día que
llegué.- Me explica.- Por algunos motivos, Lucifer y su hijo tenían muchísimas
ganas de verme, así que tu señor se tomó la molestia de hacerme un paseo
turístico por el río.
-Vaya, eso no me lo esperaba. Le respondo.
-Lo cierto es que yo tampoco, no tienes idea
de lo que duele que te tiren al lava.-Dice junto con una irónica carcajada.
Atónito vuelvo la mirada hacia la mujer, más bien una
muchacha. ¿Qué haría para que la condenaran al infierno tan joven? Se de sobra
que los humanos pueden llegar a ser horribles. Había prisioneros que habían
dado con sus huesos en el infierno tras haber hecho atrocidades, incluso en plena juventud, pero no esperaba que una chica como aquella,
tan locuaz y tan llena de vida, hubiera sido juzgada por algo semejante.
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